Keith Brymer Jones: con los pies en la tierra con Birkenstock
Este televisivo alfarero encuentra el flow que necesita con nuestras plantillas…
Keith Brymer Jones es muy conocido en la pequeña pantalla, porque, de vez en cuando, se le escapa la lagrimilla. También es un alfarero con un enorme talento natural, una especie de gigante amable y despreocupado, y un fan de BIRKENSTOCK de toda la vida. Aunque, a día de hoy, se considere la persona más feliz del mundo cuando se sienta en su silla de alfarero, podríamos decir que llegó a este mundo de manera poco convencional.
Keith Brymer Jones es muy conocido en la pequeña pantalla, porque, de vez en cuando, se le escapa la lagrimilla. También es un alfarero con un enorme talento natural, una especie de gigante amable y despreocupado, y un fan de BIRKENSTOCK de toda la vida. Aunque, a día de hoy, se considere la persona más feliz del mundo cuando se sienta en su silla de alfarero, podríamos decir que llegó a este mundo de manera poco convencional.
Las Birkenstock son todo un clásico del diseño… Son el calzado perfecto para trabajar en el taller, porque son prácticos, cómodos y fáciles de poner y quitar.
Growing up in the North West London suburb of Finchley, Keith’s first love was dancing and his sights were set firmly on a place at the Royal Ballet School. At his regular school, Keith suffered from anxiety, the result of his undiagnosed dyslexia and the consequent bullying that came with it. An epiphany came in the form of a supportive teacher and an unremarkable ball of terracotta clay. Keith looked at the soft clay placed in front of him and discovered to his joy his problems disappeared. “It felt as though I was holding my own imagination in my hands,” he says. The owl figure he moulded from that clay elicited a rare moment of encouragement from his teacher. That praise would stay with him for many years to come and herald the start of a lifelong companionship with clay.
Growing up in the North West London suburb of Finchley, Keith’s first love was dancing and his sights were set firmly on a place at the Royal Ballet School. At his regular school, Keith suffered from anxiety, the result of his undiagnosed dyslexia and the consequent bullying that came with it. An epiphany came in the form of a supportive teacher and an unremarkable ball of terracotta clay. Keith looked at the soft clay placed in front of him and discovered to his joy his problems disappeared. “It felt as though I was holding my own imagination in my hands,” he says. The owl figure he moulded from that clay elicited a rare moment of encouragement from his teacher. That praise would stay with him for many years to come and herald the start of a lifelong companionship with clay.
Joven y entusiasta
Al terminar el colegio, además de cantar en un grupo de punk, Keith continuó persiguiendo sus sueños de alfarero publicando un anuncio en la revista Ceramic Review. En el anuncio se podía leer «Joven entusiasta de 18 años busca trabajo como aprendiz de alfarero». Keith rápidamente consiguió un empleo en un taller de cerámica situado en la otra punta de Londres. A pesar de los largos desplazamientos, los turnos de diez horas y sus exigentes jefes, Keith continuó comprometido con su oficio y, con el tiempo, se convirtió en un consumado «tornero». De este modo, cuando, años después, el estudio trasladó sus oficinas a Escocia, Keith ya había acumulado la suficiente experiencia y confianza como para montar su propio taller. Aunque le preocupaba cómo mantener a flote su nuevo negocio, gracias a su fijación por el menaje de mesa, los encargos no tardaron en comenzar a llegar. Aunque ahora vivía mucho más cerca de su lugar de trabajo, Keith continuaba levantándose increíblemente pronto cada mañana para fabricar los miles de artículos que le encargaba una creciente lista de prestigiosos clientes.
El ingrediente es la paciencia
Convencido de que la alfarería se convertiría en su mayor fuente de ingresos y en su mayor forma de terapia, Keith decidió lanzar al mercado su propia línea de productos. Inspirándose en su dislexia, el menaje incluía una gran variedad de palabras escritas a máquina, que elegía más por su aspecto que por su significado. En su primera feria, el volumen de ventas de Keith ascendió a 35 000 libras. La línea de productos «Word» se convirtió en un éxito fulminante, y lo sigue siendo a día de hoy. «El principal ingrediente es la paciencia», comenta. «También es muy importante sentir la arcilla en tus manos. Como artesano, es importante tener un amplio conocimiento y una gran sintonía con el material con el que trabajas». Keith es una persona que sabe cómo estar en contacto con sus emociones, pero también con su materia prima. Esta combinación de alma, corazón y destreza hizo de Keith un personaje que llegaba fácilmente a grandes audiencias.
Rolling in the Clay
Con sus habilidades como alfarero ya consolidadas, la carrera televisiva de Keith comenzó con su aparición en un vídeo en YouTube. En él aparece vestido de Adele cantando su propia versión alfarera de uno de los mayores hits de la cantante británica, con el sobrenombre de «Rolling in the Clay». Uno de los productores del nuevo programa The Great Pottery Throw Down, de la BBC, vio el vídeo y le pidió que formara parte del jurado del mismo. La cercanía y la experiencia de este gran tipo unidas a su capacidad innata para emocionarse en público demostraron ser una combinación exitosa en el mundo del entretenimiento.
Con sus habilidades como alfarero ya consolidadas, la carrera televisiva de Keith comenzó con su aparición en un vídeo en YouTube. En él aparece vestido de Adele cantando su propia versión alfarera de uno de los mayores hits de la cantante británica, con el sobrenombre de «Rolling in the Clay». Uno de los productores del nuevo programa The Great Pottery Throw Down, de la BBC, vio el vídeo y le pidió que formara parte del jurado del mismo. La cercanía y la experiencia de este gran tipo unidas a su capacidad innata para emocionarse en público demostraron ser una combinación exitosa en el mundo del entretenimiento.
Pasión deslumbrante
La pasión y la sensibilidad de Keith trascienden a todas sus carismáticas apariciones en televisión y a sus exitosos negocios. Lo que nos lleva directamente a su biografía Boy in a China Shop, publicada recientemente. A pesar de la fama alcanzada, Keith mantiene los pies en la tierra refugiándose en su pequeño taller. «Mi pareja siempre me dice: "Keith, te veo un poco raro, por qué no bajas al taller y trabajas un rato con la arcilla". Me calma», comenta. «Es la única actividad y el único sitio en el que pienso con claridad».
La pasión y la sensibilidad de Keith trascienden a todas sus carismáticas apariciones en televisión y a sus exitosos negocios. Lo que nos lleva directamente a su biografía Boy in a China Shop, publicada recientemente. A pesar de la fama alcanzada, Keith mantiene los pies en la tierra refugiándose en su pequeño taller. «Mi pareja siempre me dice: "Keith, te veo un poco raro, por qué no bajas al taller y trabajas un rato con la arcilla". Me calma», comenta. «Es la única actividad y el único sitio en el que pienso con claridad».
Como artesano, es importante tener un amplio conocimiento y una gran sintonía con el material con el que trabajas.
El acto de ponerse el delantal y calzarse sus Arizona favoritas antes de sentarse en el torno se ha convertido en un auténtico ritual de relajación para él. «Las Birkenstock son todo un clásico del diseño. Son el calzado perfecto; práctico y cómodo. Además, son perfectas para trabajar en el torno, porque te proporcionan la sensibilidad adecuada…» De repente, aparece un brillo en sus ojos, las preocupaciones mundanas se desvanecen y el alfarero se evade en su imaginación.
El acto de ponerse el delantal y calzarse sus Arizona favoritas antes de sentarse en el torno se ha convertido en un auténtico ritual de relajación para él. «Las Birkenstock son todo un clásico del diseño. Son el calzado perfecto; práctico y cómodo. Además, son perfectas para trabajar en el torno, porque te proporcionan la sensibilidad adecuada…» De repente, aparece un brillo en sus ojos, las preocupaciones mundanas se desvanecen y el alfarero se evade en su imaginación.